AUTORIDADES Y POBLACIÓN DE SAN SEBASTIAN RECIBIERON LA BENDICIÓN DEL SEÑOR DE LOS TEMBLORES
AUTORIDADES Y POBLACIÓN DE SAN SEBASTIÁN RECIBIERON LA BENDICIÓN DEL SEÑOR DE LOS TEMBLORES.
Con gran devoción y fervor, cientos de fieles católicos y las autoridades del distrito de San Sebastián se congregaron para participar en la tradicional procesión y bendición del Señor de los Temblores, que se llevó a cabo el pasado lunes 03 abril.
Previo a la tradicional procesión de Lunes Santo, la Alcaldesa de San Sebastián Lic. Jackelin Jimenez Chuquitapa, acompañada del Gerente Municipal Arq. Hector Ramos Ccorihuaman, participaron de la Homilía en la Catedral de Cusco, para luego retornar al distrito donde se preparaba la tradicional procesión del Señor de los Temblores de San Sebastián.
Como se sabe, la imagen del Taytacha de los Temblores es una de las más veneradas en el Cusco y el distrito, y es considerada como un símbolo de protección ante los terremotos y otros desastres naturales. La procesión, que se realiza cada año en Lunes Santo, recorre las principales calles del distrito de San Sebastián, hasta llegar a la plaza principal donde se realiza la bendición para toda la población.
Procesión del Señor de los Temblores en San Sebastián
En medio de un ambiente de recogimiento y respeto, las autoridades y funcionarios del distrito acompañaron al Señor de los Temblores, portando velas encendidas y entonando cánticos religiosos. La imagen del Taytacha, adornada con flores y joyas, fue cargada en hombros por los trabajadores de la municipalidad encabezados por sus respectivos gerentes.
La procesión estuvo presidida por el padre Félix Cucho Dólmos, Párroco del distrito, quien destacó la importancia de la devoción al Señor de los Temblores en estos tiempos de incertidumbre y adversidad. «En medio de las pruebas y las dificultades, el Señor de los Temblores nos recuerda que no estamos solos, que Él está siempre con nosotros para guiarnos y protegernos», afirmó el representante eclesiástico.
La procesión del Señor de los Temblores es una de las tradiciones religiosas más arraigadas en el distrito de San Sebastián y en todo el Perú, y representa un momento de encuentro y solidaridad entre los fieles de todas las edades y clases sociales. Sin duda, fue una jornada de fe y esperanza para todos aquellos que participaron en ella.